La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha publicado un documento técnico sobre Agricultura interior moderna y seguridad alimentaria: una revisión de peligros, controles y consideraciones regulatorias.


La agricultura interior, desde invernaderos hasta granjas verticales y sistemas hidropónicos, está ganando relevancia como una forma de cultivar alimentos frescos más cerca de los consumidores, durante todo el año y con menos presiones ambientales.

En la nueva generación de agricultura interior, la producción de cultivos de ciclo corto, como microverduras y hojas tiernas, junto con las hojas verdes maduras que se cultivan tradicionalmente al aire libre, se ha convertido en comercialmente viable.  

A pesar de la percepción de que los alimentos cultivados en interiores son más seguros que los productos agrícolas convencionales, la agricultura en interiores no es inmune a los riesgos de seguridad alimentaria.

Según los estudios actuales, los problemas de seguridad alimentaria relacionados con los cultivos de interior son, en general, similares a los que se dan en la agricultura convencional al aire libre. Estos problemas se deben principalmente a insumos como las semillas, los sustratos de cultivo y el agua, así como a operaciones que comparten características con la producción de semillas germinadas.

En cuanto a los agentes patógenos como E. Coli o Salmonella pueden entrar a través de las semillas, agua, equipos o incluso las manos del personal contaminadas. A diferencia de los campos al aire libre, las condiciones estables y húmedas en el interior pueden permitir que los gérmenes sobrevivan por más tiempo y se propaguen más fácilmente. El agua recirculada o los sustratos reutilizados, si no se tratan adecuadamente, pueden propagar la contaminación por todo el sistema.

Aunque los patógenos encontrados pueden ser los mismos que en las explotaciones convencionales, pueden ser necesarios enfoques diferentes para su control.